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viernes, 22 de mayo de 2015

REPENSAR PARA RECICLAR

Imagen de Ecoembes referido a un mundo en torno al reciclaje
Una de las frases promocionales más conocidas del habla hispana es: “Ponga la basura en su lugar”, su origen se remonta a México durante los Juegos Olímpicos (1968), periodo en el cual se desarrolla una de las campañas de educación ambiental más famosas en América Latina, adoptada y aplicada hasta la fecha en varios países del hemisferio incluyendo el nuestro.

La pregunta es ¿cuánto hemos avanzado en esa tarea?, según el último informe del Viceministerio de Agua Potable y Saneamiento Básico (VAPSB), los bolivianos y bolivianas generamos casi cinco millones de kilos de la llamada “basura”, en resumen, cada ciudadano sin importar su edad, bota diariamente una bolsa de medio kilo.

¿Lo que botamos es basura?, basados en el principio que –nada se pierde todo se transforma, no debería considerarse basura, sin embargo bajo el enfoque, del “escaso valor económico”, es que el término y la práctica de eliminación cobró sentido por varios años.

Sin embargo ya hace más de dos décadas que varias organizaciones mundiales promueven un término más adecuado, residuos sólidos, y es en la Cumbre del G8, en junio de 2004, que el Primer Ministro del Japón, Koizumi Junichiro, presentó la Iniciativa tres erres (3R: reducir, reutilizar, reciclar) para construir sociedades orientadas hacia el reciclaje.

La Ley Madre Tierra en Bolivia establece que los bolivianos debemos mejorar los hábitos de consumo (reducir, reutilizar) y establecer una gestión cíclica de los residuos, es decir aplicar tecnologías de reciclaje, compost, generación de energía, bajo un enfoque de transformación de los residuos y los no aprovechables deberán ser almacenados hasta que haya  tecnología suficiente para tratarlos.

En Bolivia de acuerdo al informe del VAPSB, un poco más de la mitad de nuestra bolsa de residuos (55.2%) es de carácter orgánico (cáscaras de fruta), un (22,1%) tiene condiciones de ser reciclado (papel, plástico, vidrio) y un 22,7% de estos es clasificado de no aprovechable.

Hemos pasado del “Ponga la Basura en su Lugar” a la “Gestión de residuos”, sin embargo en Bolivia ni el 8% de los municipios cuenta con los llamados rellenos sanitarios, en hábitos de consumo, como ejemplo el país renuevan 5.000 celulares diariamente (Fundare 2011), las escuelas no abordan la temática como parte de su currículo entre otros problemas de políticas sociales, económicas y ambientales a todo nivel de gobierno.


Si durante más de 47 años hemos tenido problemas con poner la basura en su lugar, el desafío de las 3R implica una gestión integral que nos llama como ciudadanos a pensar si realmente necesitamos consumir o renovar tanto o si el mejor lugar de los residuos es lejos de nuestra  vista, sin considerar que lo que se bota se consume de algún modo.

miércoles, 20 de mayo de 2015

Estreno nacional de película musical amazónica

Afiche promocioal de la película nacional Huapa Pojjeama
Cuando uno habla de cine en general esperamos grandes nombres de actores y actrices, directores, o productoras, pero en esta ocasión el protagonista de este nuevo aporte al cine nacional, es la comunidad indígena de Genechiquia (Pando – Bolivia) con el filme musical Huapa Pojjeama que traducido del Esse Ejja (lenguaje oficial del pueblo indígena) significa familia.       

El filme será presentado el día 26 de mayo del 2015, a las 19.30 en la Cinemateca Boliviana, en presencia de las autoridades comunales del pueblo indígena Esse Ejja, el Embajador de Suiza en Bolivia, Peter Bischof, realizadores e invitados especiales, además de personas interesadas que quieran ingresar de forma libre a la exhibición.     

La película según su realizador, Carlos Arce Delgado, tomó un año y cuatro meses de trabajo, destacando la investigación los acuerdos sociales y la realización de talleres de dramaturgia con la comunidad, quienes elaboraron de manera colectiva el guion y la historia que los asistentes verán en las salas de cine.      

El film parte del concepto comunal “lo más sencillo que tenemos que contar es lo más valioso que queremos mostrar” que es el Huapa Pojjeama (Familia) entendiendo que ellos no son solo una comunidad o suma de familias, sino una gran familia, que se apoya en los malos momentos y también disfruta de los buenos, en armonía plena con su monte y espiritualidad (jichis).          

La película nos recuerda la importancia de los valores familiares, el disfrute de las cosas esenciales de la vida, del agua, la tierra, el aire, los árboles, los animales, la vida misma en sus diferentes edades, así como los conocimientos ancestrales.
Entre las anécdotas de su realización, fue que las autoridades al darse cuenta que había equipos de cineastas grabando en la zona, construyeron una pequeña escuela y ahora cuentan actualmente con señal de telefonía, un aporte al final feliz de una película que antes de rodarse en el lugar no contaba con estos servicios y bienes públicos.        

La música fue desarrollada por la Orquesta Sinfónica de la Universidad Amazónica de Pando (UAP)  inspirada en melodías del pueblo indígena Esse Ejja, la misma que es un componente esencial de la narración y que en su momento acompañará los momentos de encuentro, de lluvia, de trabajo y hogar.     

La producción fue financiada por Cooperación Suiza en Bolivia a través de Solidar, adicionalmente fue apoyada por la Defensoría del Pueblo, el Gobierno Autónomo Departamental de Pando, la Universidad Amazónica de Pando y la Cinemateca Boliviana.

Datos complementarios.Los Esse Ejja son un pueblo indígena de la Amazonia Boliviana reconocidos por la Constitución Boliviana, se estima que hay 1.700 habitantes distribuidos en Perú y Bolivia (La Paz, Pando); la comunidad de Genechiquia (Pando) está a dos hora sobre el camino que une Riberalta de Cobija.

Fotos de la película

Hombre de Genechiquia durante reunión comunal © Huapa Pojjeama

Mujer tejiendo abaníco en Genechiquia © Huapa Pojjeama
Niños y niñas durante su desayuno Genechiquia © Huapa Pojjeama
Río de Genechiquia © Huapa Pojjeama
Hombre elaborando un arco y flecha en Genechiquia © Huapa Pojjeama


Vista de Genechiquia  © Huapa Pojjeama



Trailer





martes, 19 de mayo de 2015

VidActivismo

Ilustración de An Hsin Pun Tzu © Es utilizada para expresar que la lucha por la vida ha dejado de ser una elección y ahora es un deber moral de cada ser humano frente a cualquier otro tipo de interés

El término ambientalista se empezó a acuñar en 1960, y fue durante la Cumbre de Estocolmo, organizada por las Naciones Unidas en 1972, cuando los países del mundo, ante la evidencia de que las acciones humanas estaban deteriorando las condiciones de vida en el planeta, decidieron incorporar en las políticas globales la temática “ambiental”. Tras años de usar el término “ambientalista”, la evidencia científica ha ido demostrando que el medioambiente no necesita que lo defiendan, ya que tiene sus propios mecanismos para equilibrarse, por ello nace la preocupación del ser humano de mejorar sus conductas frente a su entorno, e incluso buscar vida en otros planetas. Esta preocupación no es tanto por el mundo, sino por la propia supervivencia como raza.
Asimismo conviene precisar otros conceptos, como el de “catástrofe natural”. Según señala H. Weltzer, este término hace referencia a “una negligencia semántica, puesto que la naturaleza no es un sujeto, por lo cual, no experimenta catástrofes”, solo se equilibra. Por tanto, lo adecuado sería “catástrofe social”, ya que son las personas quienes sufren estos fenómenos, por lo cual sería mejor denominar este término como “catástrofes de vida”.   
La ciencia periódicamente nos brinda las alertas necesarias respecto a las consecuencias climáticas fruto de la actividad humana; sin embargo, la solución está en manos de la sociedad en general y de sus líderes en particular, quienes, al no tomar decisiones frente a los modelos económicos y sociales, originan el mal llamado “cambio climático”, fenómeno al que se le atribuye las “catástrofes sociales” que afectan a todos los países. En este sentido, lo adecuado sería nombrar estos desastres como “negligencias políticas”, que cada año le cuestan la vida a aproximadamente 400.000 personas.   
Ser ambientalista en Bolivia ha significado repudio, burlas, ironías y hasta persecuciones de parte de las principales autoridades, quienes han acusado y acusan a los defensores del medioambiente de enemigos del desarrollo nacional. Sin embargo, en el mundo muchos líderes van sumado sus voces en favor de una nueva ética. Solo por citar dos casos, este mes Ban Ki-moon declaró que “no hay un plan B, porque no hay un planeta B”; y el propio Papa manifestó recientemente que “la Tierra es el ambiente que cuidar y el jardín que cultivar”.
Tras reflexionar sobre el ambientalismo y sus términos arriba descritos, debo reconocer que la lucha es por la defensa de la vida, en todas sus formas, cruzada que defino como “VidActivismo”, esto porque es tiempo de dejar de lado las etiquetas del pasado, para comenzar a entender que esta defensa ya no es una elección, sino un deber de cada ser humano, el de velar por la vida frente a cualquier otro tipo de interés.

Publicado en La Razón: http://la-razon.com/opinion/columnistas/VidActivismo_0_2271972818.html

miércoles, 29 de abril de 2015

Impuesto Climático

Imagen de la serie Under the Dome ©, grafica el concepto que si cada país tuviera una capsula que encierre su GEI los países que conservamos nuestro medio ambiente en buen estado, no sufriríamos las consecuencias del calentamiento global

Es de conocimiento público que los países industrializados son los causantes de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) que originan el calentamiento global, y las consecuencias correspondientes: inundaciones, sequías y heladas, entre otras. Lamentablemente los gases que emiten los países no se quedan dentro de su territorio, sino que salen más allá de sus fronteras, afectando a países como Bolivia o a un continente entero como África que, sin emitir tantos GEI a la atmósfera, deben pagar las consecuencias generadas por las acciones de los mal llamados países “desarrollados”. Esto implica que, sin desearlo, los países con niveles bajos de contaminación terminan importando los gases generados por otros y sus respectivas consecuencias climáticas en nuestros territorios.
Si las reglas de relacionamiento internacional han fijado aranceles a la importación de productos, por lo cual el país que genera el bien paga un porcentaje para que determinado producto esté al alcance del consumidor final, ¿por qué, con mayor razón, no fijamos un costo de importación de estos gases que no deseamos?, mismos que debemos asimilarlos en el porcentaje atmosférico que nos corresponde, lo que nos genera una serie de modificaciones climáticas con sus respectivos desastres, que año tras año debemos atender con fondos propios y alguna ayuda internacional.
Actualmente se barajan dos corrientes en la discusión global al respecto. En una de ellas los países que aún cuentan con un buen estado de conservación ambiental tienen la posibilidad de reducir estos gases, y se les paga un monto de dinero por estas acciones. Tal posición ha sido descartada por el Gobierno nacional, cuya perspectiva se alinea con la segunda postura, de un pago por la deuda externa climática, de tal forma que los países industrializados asuman su responsabilidad frente a las naciones que no han causado la actual crisis climática.
Hoy en día son mayores los avances registrados en la primera postura, y muchos países ejecutan acciones para reducir los gases contaminantes a cambio de dinero y tecnología destinada a la conservación de la naturaleza. En cambio la segunda postura aún no ha prosperado, por lo cual países como Bolivia todavía no reciben fondos para mitigar los efectos del cambio climático.   
Si tuviéramos que ser justos y movernos con las estrictas reglas que los mercados han impuesto, cada país debería pagar un impuesto de importación climática de acuerdo con los volúmenes de gases que genera, destinado a un fondo global para la atención de desastres generados por la exportación de GEI que anualmente producen las grandes industrias de las naciones “desarrollados” que hasta ahora no asumen su responsabilidad para con la vida en nuestro planeta.

Publicado por:  
http://www.la-razon.com/opinion/columnistas/Impuesto-climatico_0_2258774144.html